Mujeres en la Historia: Teresa Cabarrús.

Teresa Cabarrús
Retrato de Teresa Cabarrús
Juana María Ignacia Teresa Cabarrús Galabert es el largo nombre de una de las mujeres que han tenido un papel importante en la Revolución Francesa. En una época donde Francia es el centro cultural del mundo, se destacan algunas mujeres por sus ideas feministas y revolucionarias que intentan romper los estereotipos establecidos hasta el momento, reivindicando más participación en una sociedad donde el dominio de la política era exclusivo del hombre. Tras el visionado del documental sobre Teresa Cabarrús, el nombre más corto por el que es conocida, que la web www.rtve.es proyecta entre otras mujeres que hicieron nombre en la historia, queda reflejado que este personaje no queda indiferente a nadie. Unas de las damas que un París prerrevolucionario ya destacaba por su gran belleza, frivolidad y, a su vez, una inmensa bondad.

En estos párrafos destacaremos algunos acontecimientos más destacados de la biografía de Teresa Cabarrús, para revelar la vida intensa y apasionada de su trayectoria. Comenzaremos diciendo que la familia Cabarrús es originaria de Navarra, España, que gracias al comercio adquiría fortuna y prestigio. Teresa nació en Carabanchel Alto, Madrid, en 1773, siendo la hija única del matrimonio entre el financiero Francisco Cabarrús, fundador del primer banco de España en 1782, y María Antonia Galabert, hija de un industrial francés establecido en España. Teresa desde los cinco hasta los doce años tiene una educación religiosa en Francia. A esta edad su belleza ya era evidente hasta el punto que un hermano de su madre pide permiso a su padre Francisco para poder casarse con ella, cosa que este, indignado con su cuñado, rechazó. Posteriormente encontraría el candidato perfecto para su hija, ahora era el momento de continuar su formación educativa en Francia que la convertirían en una mujer culta y de fuertes convicciones.

En el año 1785 los parisinos no eran conscientes de la oleada revolucionaria que se estaba fraguando y la aristocracia en estos tiempos se divertía en fiestas rodeadas de lujos. La joven muchacha, libre y separada de la familia, ya se adaptaba bien a este tipo de reuniones de alta alcurnia. En aquella época los matrimonios de conveniencia entre miembros de la aristocracia se utilizaban para reforzar el poder social de las familias como cosa habitual, y Francisco Cabarrús no se iba a mantener al margen. Este no quería un don nadie para su hija y siempre estuvo al cuidado de que esto no ocurriera. Teresa tuvo una vida amorosa llena de amantes y maridos, con su sensualidad no le faltaban pretendientes que la adularan, cosa que siendo consciente supo aprovechar a su favor para ejercer un dominio sobre los hombres a lo largo de su existencia. Con estas premisas se produce el primer matrimonio de su hija en 1788, a los 15 años, con el también joven marqués Juan Jacobo Devin de Fontenay (1762-1817), consejero del Parlamento de París, de familia rica y prestigiosa, doce años mayor. Con este enlace ambas familias se benefician en sus posiciones. Los marqueses de Fontenay tuvieron un matrimonio de apariencias. Devin era un libertino y la relación entre ellos era fría, aunque a pesar de eso, al año siguiente del enlace nace su primer y único hijo del matrimonio, Théodore Devin de Fontenay (1789-1815).

Revolución Francesa el 14 de julio de 1789 .La toma de la prisión La Bastilla.

En esa época Teresa ejercía como marquesa anfitriona de numerosas fiestas y asistía a reuniones en la alta sociedad parisina. Era centro de atención por ser osada, provocadora y bella, y por sus líos con diferentes amantes. Mujer inteligente de ideología liberal y revolucionaria, que supo ponerse al lado de personas influyentes en política, con ideas de izquierda de moda entre la burguesía. Adelantada a su época, le permitía llevar esa vida de novela y formaría parte del grupo llamado de las merveilleuses (“maravillosas”) junto con otras mujeres importantes de la Revolución Francesa que entrarían en su vida como Josefina de Beauharnais o Juliette Récamier.

El antiguo régimen francés había agotado sus fuerzas. Francia vive en estos tiempos muchos desencuentros políticos entre el clero, la nobleza y la burguesía. Los burgueses y el pueblo llano, el Tercer Estado, eran quienes soportaban el peso de los constantemente subidos impuestos. Como contrapartida la nobleza no estaba dispuesta a asumir este tipo de gastos, lo cual desencadenó un gran desencuentro entre estos estamentos que estalla el 14 de julio de 1789 con la toma de la prisión La Bastilla, símbolo de poder real, comenzando así, la Revolución Francesa. Se produce la Declaración de los derechos del hombre y del ciudadano, se quería poner fin al absolutismo y los privilegios de la nobleza y las movilizaciones se extendieron a otras provincias francesas. En esta declaración no se hace mención en ningún momento a la mujer y por eso cabe destacar aquí otra dama feminista y revolucionaria de estos tiempos. Olympe de Gouges hace pública la Declaración de los Derechos de la Mujer y de la Ciudadana, en réplica a la de los hombres y reivindicando la igualdad entre sexos. Era una escritora política que se manifestó contra la represión jacobina y contra Robespierre y Marat. En 1793 fue guillotinada acusada de revolucionaria. En este año también es asesinado Marat, activista, periodista y político, acusado por sus ideas revolucionarias de parte de la izquierda jacobina.

Retrato de Maximilien Robespierre
Uno de los líderes jacobinos más radicales de la revolución y presidente de la Convención Nacional, fue el ya mencionado Maximilien de Robespierre, que situándose en el poder con un golpe de estado, protagonizó un periodo de los más sangrientos entre septiempre de 1793 y la primavera de 1794, la Época del Terror. Se reprime las actividades contrarrevolucionarias con multitud de decapitaciones en la guillotina, sobre todo de jacobinos y sus seguidores. Son momentos de gran represión social donde se instaura una república democratica autoritaria. Los marqueses, que ya habían solicitado el divorcio, toman diferentes rumbos fuera de París, que en esos momentos era peligrosa para los aristocratas y, como ellos, muchos también la abandonan. Teresa se refugia, junto a su hijo, en casa de unos tíos de Burdeos. Su pensamiento era reunirse con su padre en España, pero tal vez por que este estaba encarcelado por delitos fiscales o por la difícil situación entre los dos países, con fronteras prácticamente cerradas, ella decidió permanecer en Burdeos donde siguió con atención la evolución de la revolución. Tal vez, por otro lado, decidiera quedarse porque ya había conocido a su futuro marido.

Lo cierto es que ella siempre que estaba en su mano, utilizaba el influjo de su posición para ayudar en la injusticia social que estaba viviendo el país e intercedía por sus amigos. El terror se extendía por toda Francia. El rey había sido ejecutado en la guillotina y se dispuso que cualquier persona que solicitara piedad para los prisioneros se encarcelara. La afilada hoja de la Louisette hacía estragos y la marquesa de Fontenay, esposa de un aristócrata huido, fue detenida y condenada a la guillotina. En este momento de su historia, la suerte se puso a su favor ya que el representante en misión que se había puesto en Burdeos para que se cumpliera las diligencias del “Incorruptible” Robespierre se enamoró locamente de ella. Jean- Lambert Tallien, joven de 24 años, de convicción jacobina, liberó a Teresa de su muerte y se vuelve a poner de manifiesto el buen corazón y sensibilidad que poseía esta gran dama veinteañera, que ahora, con el respaldo de su nuevo amor, utiliza este empuje para ayudar en lo posible a todo aquel que injustamente lo mandaban a guillotinar. El pueblo de Burdeos la apodó “Nuestra Señora del Buen Socorro”. A su vez, se podría decir que el amor que despertó en Tallien suavizó en más de una ocasión las intervenciones legislativas de este, siendo mucho más moderadas.

Tallien vuelve a París y lo proclaman Presidente de la Convención el 24 de marzo de 1795. Llegó a oídos de Robespierre el cambio moderado de su afiliado y lo acusa de traidor como a otros compañeros. Además hace detener y condenar a muerte de nuevo a Teresa de Cabarrús. Esta, en un momento desesperado envía una carta a su marido culpándole de su detención por no tener la osadía de enfrentarse con el dictador y liberarla. Este mensaje caló enormemente en Tallien que se rearmó de valor y, en cuarenta y ocho horas, preparó un golpe de estado con los demás diputados de la Convención nacional, arrestando y, al día siguiente, ejecutando a Robespierre. Esto significó la caída de la etapa del Terror el 27 de julio de 1794 o, dicho de otra manera, el 9 de termidor del año II, según el calendario republicano de la Revolución francesa. De aquí precisamente el nombre de este periodo, caracterizado por la lucha contra los jacobinos, la Convención Termidoriana, donde Tallien como líder fue elegido para el Comité de Seguridad Pública y se casa con Teresa el 26 de diciembre de 1794, naciendo al poco tiempo después Rose Thermidor, su única hija. Este matrimonio durará poco.

Muchas mujeres de este tiempo que participaron activamente en la política revolucionaria no tuvieron el golpe de suerte de Teresa y murieron guillotinadas como María Antonieta (la reina), Madame Roland (activista girondina) u Olympe de Gouge. Este hecho cambió el rumbo de la historia de Francia y vuelve a situarla en boca del pueblo, ahora renombran como Nuestra Señora de Thermidor. De esta aristócrata siempre se le ha resaltado su lado más frívolo y provocador pero demostró en numerosas ocasiones el derecho evidente de su peso en la historia de Francia. Un ejemplo de su compromiso político es el que se manifestó en lo que hoy es la iglesia de Notre-Dame, antes llamada “Templo de la Razón”. Aquí hizo un discurso, escrito por ella aunque leído por Tallien, sobre la educación de los jóvenes con los valores de igualdad, libertad y fraternidad que se imponía en la Revolución Francesa. Fue un acontecimiento importante, muy aplaudido, donde se demostraba sus convicciones y la atención que despertaba en la ciudad de Burdeos.

Robespierre y el Terror Jacobino. Ejecución de Luis XVI.
Robespierre y el Terror Jacobino. Ejecución de Luis XVI.

Era una de las merveilleuses de la alta sociedad aristocrática de París y, como en una especie de empeño para olvidar la violencia pasada, se preparaban lujosas fiestas donde se ponía de manifiesto el derroche de la alta burguesía y de la nobleza. Se exhibía la moda del momento en el vestir, en los gustos, en las costumbres, en las preferencias decorativas y hasta en el hablar, con actitud un tanto exagerada y pedante. Incroyables o increíbles para ellos, con trajes excéntricos que caricaturizaban la realidad pasada, con pantalones ceñidos, cinturas estrechas y cuellos altos. Ellas, las merveilleuses o maravillosas, con osados y escandalosos vestidos finos y transparentes de muselina, que se mojaban incluso para que se ciñeran al cuerpo. Pelucas de colores, junto con enormes sombreros y sandalias de estilo griego formaban parte de la nueva tendencia del hábito femenino. No faltaban los perfumes caros y las buenas joyas. Teresa Cabarrús también fue conocida por llevar costosos anillos en los dedos de sus pies y pulseras de oro en sus piernas. La nueva moda del Directorio, “la juventud dorada”, donde se expresa por primera vez a través del vestir la personalidad rebelde y de libertad que se respiraba. En esta época fue cuando Teresa conoce al joven soldado que cambiaría el rumbo de Francia, Napoleón Bonaparte.

Tallien Delpech 1833
Retrato de Jean-Lambert Tallien
La conspiración de jacobinos y monárquicos siguen su curso contra la política liberal impuesta por los termidorianos y 1795 con la creación del Directorio, el recorrido político de Tallien, apoyado en lo posible por Teresa, va llegando a su fin. En la nueva cumbre del poder, Tallien buscaba su sitio entre la corrupción e intentaba recuperar sus apagados méritos. Acabó uniéndose a la expedición que el general Bonaparte, cada vez más afamado, organizó para ocupar Egipto. Ahora Teresa sin su esposo se sentía más libre en sus acostumbradas fiestas populosas y vuelve a fijar la mirada en un miembro del Directorio, un multimillonario que amaso su fortuna con especulaciones inmobiliarias y suministrando armas al ejército en la revolución, Paul Barras. Con este nuevo amante llegó a tener cuatro hijos entre 1800 y 1804, sin llegar a casarse nunca con él. Era una relación basada en el lujo y la frivolidad mientras un pueblo, cada vez más pobre, viendo tanto despilfarro, pasó a llamarla con un nombre menos amable: Nuestra Señora de Septiembre. Este término hacía alusión a las masacres de aquel mes de 1792, donde una serie de juicios sumarios y ejecuciones en masa de prisioneros llenaron de sangre las calles de París. Esas muertes afectó la visión que Teresa tenía hacía su marido que ahora, más que nunca, sentía mayor desapego, separándose en 1795 y se divorciaron en 1802.

La imagen de la Cabarrús se disipaba y perdía protagonismo en su entorno. Barras cansado de su incansable demanda de vida de lujo y placer, termina la relación. El golpe de estado del 18 de brumario del año VIII o, lo que es lo mismo, 9 de noviembre de 1799, marca un antes y un después en la vida de Teresa. Esta conoce el ahora emperador cuando este tenía veintisiete años y no le prestó ningún interés ya que no daba la talla para sus aspiraciones. También era buena amiga de su esposa, Josefina Bonaparte, que conocío en la cárcel de París e incluso asistió con Tallien a la boda de esta con el general en 1796. Pero cuando Napoleón Bonaparte se convierte en emperador no quería recuerdos pasados donde la moralidad brillaba por su ausencia y, sumado al rechazo que tuvo Teresa en el pasado hacia su persona, deja de invitarla a su corte y a sus fiestas, prohibiendo a su consorte a continuar su amistad. Ahora este la juzgaba por la vida de excesos que había tenido con los hombres.

Madame Tallien comienza una amistad con la intelectual escritora feminista Madame de Staël y a través de ella conocerá al príncipe de Chimay. Éste se queda perdidamente enamorado de ella y en agosto de 1805 contrajo su tecer matrimonio con François de Riquet, conde de Caraman y príncipe de Chimay. Con 32 años a sus espaldas y con una vida con pocas precariedades decide alejarse de París para acabar sus días en una pequeña localidad de estilo mediaval llamada Chimay. Este hombre se le otorgó la cruz de la Orden de San Luis y fue nombrado coronel de caballería y teniente por el rey Luis XVIII. En 1815, es elegido miembro de la Cámara de diputados por el departamento de Ardenas, sin ser renovada al año siguiente. Reside con frecuencia en los Países Bajos y 1820 el rey, William I, le nombra miembro de la Primera Cámara de Estados Generales y, cuatro años más tarde le nombra oficialmente Príncipe de Chimay. Murió en Toulouse en 1843 y fue enterrado junto a su esposa en la cripta de la Colegiata de Chimay. Teresa muere años antes, en 1835. Teresa es considerada por sus habitantes una de las princesas más sensibles a las necesidades de los habitantes de esta localidad, que no dudaban en acudir en su ayuda al castillo.

Castillo de Chimay en la actualidad
Castillo de Chimay en la actualidad.

El castillo de Chimay, el edificio más emblemático de esta localidad, en donde los príncipes vivieron 25 años juntos y compartieron un gran amor de donde nacieron cuatro hijos. Tanto él como ella eran apasionados de la música, la cual nunca faltaba en su castillo donde habitualmente invitaban a grandes artistas de la época. El marido sacrificó en muchas ocasiones los intereses personales y familiares por el amor que sintió siempre por ella. Esta por su parte, preocupada siempre de no perjudicar la carrera política de su marido y de sus hijos, desaparece de la vida pública. Fue una buena madre para todos, pero se volcó más en la educación de su primogénito José, para que llegara a ser el príncipe perfecto. Este sentía verdadera adoración por su madre y en 1963 manda a construir al decorador más prestigioso de la época un teatro en su memoria dentro del castillo. En la actualidad, el segundo domingo de cada mes se sigue dando conciertos en este teatro guardando su larga tradición y memoria de la más bella y generosa princesa de Chimay.

Retrato de Teresa Tallien pintado por François Gérard (1804)
Retrato de Teresa Tallien pintado por François Gérard (1804).